Día 30

Una foto de alguien a quien extrañes

Iba a poner una foto de mi primito el más hermoso, pero pude sentirme un poco más cerca de él hace poco, con el regalo que me hizo (que casi me hace mariconear en "frente de él", aunque no pudo con mi orgullo), y creo que últimamente más lo extraño a mi abuelo.

Nunca me gusta ponerme mal acordándome de que podría estar conmigo y demás cosas depresivas, que sólo logran que uno quiera tirarse abajo de un tren. Realmente no vale la pena, y principalmente porque él no era una persona que suela llorar adelante de otros, o de hecho, creo que nunca lo vi llorar. En cambio, sí lo vi reír o hacer las caras raras que hoy supongo que heredó mi hermana, de verdad. Y porque siempre quiso ver una sonrisa en todos nuestros rostros, entonces yo pregunto: ¿Lu, para qué llorar? Sí, a vos te pregunto, porque sé que suelen saltarte muy fácilmente las lágrimas. Pero son maneras de cada uno, formas de ser de cada uno, afortunadamente no todos son tan fríos como yo y hay gente como Jimena o Lulu que están para demostrar de maneras extremas las más bellas emociones.

Y extrañar... Eso sí que puedo permitírmelo. Extrañarlo cuando fui a contarle lo que considero mis mayores logros a mi abuela, que considero mi segunda madre, y él era mi segundo padre, ¿entonces? Lo extraño cuando siento que me falta ese algo que ya nadie va a poder llenar. Y aún así creo que jamás lo demuestro demasiado, tal vez parece a veces que no me importa, pero sí me importa. Sólo que no quiero amargarme la existencia pensando en que ya no está. No creo que dejar ir a una persona sea olvidarla o dejar de quererla, porque como dice Holden, ¿por qué tiene que dejar de gustarme alguien sólo porque está muerto? Simplemente aprendí muy fácil a vivir sin todo lo que antes vivía con él, a continuar y a aferrarme a otras cosas, y de última, uno siempre tiene que aferrarse a uno mismo. Así que lo dejo ir, lo extraño, lo quiero, y siempre va a ser mi segundo papá, pero no pienso volver a llorar por él otra vez, porque su memoria merece sonrisas. Sonrisas y la satisfacción de ver que muchas de esas personas que él cuidó alguna vez ahora pueden valerse por sí mismas, de ver que crecieron y son otras. Y creo que no hablo sólo por mí sino por muchos otros en la familia. Desde las monedas para los caramelos que nos daba para mal criarnos a nosotros sus nietos, hasta las miles de anécdotas que tengo que siempre me hacen recordarlo como una de las mejores personas que conocí, aprendimos de todo eso y es el mayor tesoro que nos queda. Eso es lo que lo hace estar presente, lo que hace que siga siendo una persona genial.

PD: En realidad iba a poner una foto de mi primo porque creo que no quería exponer estos sentimientos acá para que los lea cualquiera. Es verdad que siempre fui muy reservada con el tema, y no es que no me guste tocarlo, es que simplemente creo que sólo me entienden personas como Lu, o el resto de mis primos, ni siquiera mis tíos o mis viejos porque ellos lo ven de una manera distinta, fueron sus hijos. En fin, lo dije porque al final pensé que tampoco tenía nada de malo, pero simplemente no quiero que genere pensamientos como "pobrecita" o algo así, porque no escribí esto para eso (: