Welcome to Paradise

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30 nov 2010

22-10-10 - Time of my Life [Tercera Parte]

¡Lee acá la primera parte!
¡Lee acá la segunda parte!

No voy a decir que las primeras canciones fueron lo mejor, porque en realidad tenía algo de miedo. Porque no me había dado cuenta de lo grande que eran todos los que estaban alrededor mío, y no fue difícil separarme de Lu. Tenía miedo de estar en ese lugar durante toda la noche, en el que me empujaban la cabeza para abajo y no veía ni respiraba, y ni siquiera escuchaba. Además, los primeros minutos de canción, estaba agarrada a Lu y llorando como nunca lloré en mi vida gritaba “los amo… los amo… los amo…”. Jamás lloré tanto y con tanta desesperación. Me separé de Lu muy rápido y seguía llorando. Me estaba ahogando. Estaba en un mar de gente, y no tenía la fuerza suficiente (ni mental ni física) como para salir de ahí. Me mentalicé entonces en que debía concentrarme y calmarme, que no podía dejar que me tiren y que me saquen para terminar atrás. Pensé en irme un poco más atrás aunque sea, donde no haya tanta gente…
Know Your Enemy empezó y todos rápidamente se unieron a saltar y cantar al ritmo del riff. Porque pasó eso desde el primer momento. No había letra para cantar, pero todos cantábamos el ritmo de la guitarra o la batería o lo que sea que esté sonando. Y si no sonaba nada, gritábamos cualquier cantito, pero no hubo silencio. Entonces me pude levantar un poco, ya más calmada, y me puse a saltar. Intentaba irme para atrás, pero en ese intento, extrañamente terminaba cada vez más adelante. Fue una canción explosiva. La gente cantó con mucha emoción y saltó todo el tiempo. Ya se habían armado los primeros grupitos de pogo, se sentía ahí adelante la presión de los empujones de atrás. Y para cuando terminó, ya estaba al lado de Lu, incluso más adelante de lo que estaba antes.
East Jesus Nowhere empezó, y entonces mi vista era casi perfecta. Otra canción muy bien recibida, que todos gritaron y cantaron, recibieron las bendiciones de Billie, que se hizo la señal de la cruz varias veces, hasta que después del solo, quedaron sonando los acordes. “I say Amén!” gritó, y el público contestó; “I say hallelujah!”, gritó otra vez, y el público volvió a contestar. Billie paseó por el escenario varias veces, mirando a todos, que en ese momento cantábamos al ritmo de esos colgados acordes. Estaba ceñudo, recuperando la respiración. Dijo entonces “I need a child... Niños… niñas”, dijo lo último en castellano, con un acento muy gracioso, y lo repitió varias veces. Buscó hasta que señaló a alguien. Subió un nene de unos ocho años, que llegó a donde estaba él con los brazos levantados. Lo abrazó y chocó la mano con él; una vez, dos veces, y la tercera Billie le amagó y le dejó la mano en el aire, y el nene se rió avergonzado mientras él lo señalaba. Al momento en el que supuestamente se tenía que tirar, no se tiró nada y corrió para atrás. Billie puso cara de desesperado y se quedó mirándolo. Lo llevó más adelante y le preguntó su nombre, pero no entendí lo que contestó el nene. Después le preguntó, una vez terminado el tema: “Where are you from?”, a lo que el nene contestó con un simple pero dulce “here”. Billie le dijo que “él también era de aquí”. Lo despidió y llamó “¡MAMÁ!”. Octavio se fue, y después empezó una fucking guerra.
Inmediatamente después empezó a sonar esa canción que todos conocimos, y en la que reaccionamos nuevamente con brutalidad. Holiday llenó el espacio, y en ese momento estaba todos gritando el riff junto con todos los demás. Pidió a mitad de la canción que se apaguen las luces, alumbró con una linterna a varios, y después cantó “the representative from Argentina has the floor”. Hubo explosiones, un bajo muy poderoso (nótese el bajista), y todos dejando la garganta en esos versos tan impactantes. Y fue genial que cuando terminó Holiday, empezó a sonar este tema, que hizo pogear a muchos.
Nice Guys Finish Last fue rápida, pero igual de intensa que las otras. En el fondo, los chicos que llegaron últimos celebraban y los de adelante lo sufríamos, aplastados más que nunca y sin poder movernos. A pesar de eso, había varios que se coparon y saltaron, empujaron, pegaron codazos (yo entre ellos), pero cuando menos nos dimos cuenta, había terminado.
Y el ambiente cambió. Después de tanto salto, llegó Give me a Novacaine, que si bien tiende a ser tranquila, de tranquila en ese momento no tuvo nada. Algunos mariconearon, se les escaparon algunas lágrimas, todos nos movíamos de un lado a otro cantando con los brazos en alto, hasta que empezó el estribillo. Todos saltamos a la vez, y a medida que la canción cobraba intensidad, el público lo hacía también. Terminamos todos gritando otra vez, alentando a la banda, que terminó observando al público sorprendida.
Y llegué delante de todo cuando empezó esta canción. No podía creer lo que estaba escuchando, tardé en reaccionar que se trataba, ni más ni menos, que de Letterbomb. Porque nunca creí que la escucharía en vivo, justamente esa canción, y cuando empecé a cantar todavía no sabía de qué canción se trataba, simplemente porque no lo podía creer. Grité, salté, casi lloro (no, no lo hice), me empujé con el pibe que estaba al lado mío, el único con el que podía saltar, porque del otro lado había gente indeseable. Fue un sueño realmente haber escuchado ese tema, ellos para mí, y sólo para mí. Y no sé si habrá sido cuando terminó, o antes, pero seguro pasó más o menos a este tiempo que miré a Mike. Había estado gritándole desde hace mucho, pero recién entonces estaba al alcance de sus ojos. Sus hermosos ojos celestes. Grité su nombre… ¡Y me miró! Le sonreí y con la única mano que tenía libre (la otra estaba atrapada abajo entre la gente, sosteniendo mi mochila… así estuve las tres horas de recital), le tiré un beso. Inmediatamente me sonrió e hizo como que se sonrojaba exageradamente, y me devolvió el beso también. Me llevé la mano a la boca para tapar mi sonrisa y después le grité que lo amaba muchas veces seguidas. Sólo que ya tenían que volver a tocar, y empezó…
Are We the Waiting. Fue uno de los momentos en los que Billie elogió al público y nos agradeció por todo lo que habíamos hecho y estábamos haciendo. No recuerdo si fue en esta canción que dijo que habíamos pagado para ver el mejor show de nuestras vidas, y él se iba a encargar de que eso suceda. Todos cantamos, tranquilos al igual que el comienzo de Give me a Novacaine. Sabíamos lo que se venía después, y más de uno estaba nervioso y ansioso por estallar. Y conectada a esa canción, sonó St. Jimmy. Billie explotó con todo el público. Empezó a cantar… St Jimmy’s coming down across the alleyway… Yo, al menos, grité toda la canción, pero creo que más de uno no cantó esa parte porque simplemente era imposible. Todos esperaban explotar. Todos esperaron hasta que el lugar completo gritó: “ONE, TWO, THREE, FOUR!”. Fue uno de los pogos más brutales seguramente. Adelante, mi pecho se chocaba contra la valla y casi no habría podido respirar si no hubiera sido porque yo también estaba saltando en el poco espacio que tenía, siempre con la misma única persona, y llenando de codazos y patadas a la otra estúpida que estaba al lado mío. Billie se movió por todo el escenario sin parar, hiperactivo, saltó, bailó de manera extraña, se revolcó en el piso, estaba tan endemoniado como todos nosotros. A lo último cantó: “It’s St Jimmy and that’s my name…”, y dejó su oración sin terminar. Le habré gritado alguna grosería para que se apure, para que termine, porque se quedó mirando al público, agitado. Era un verdadero demonio. Y como no decía ni hacía nada, empezaron a cantar todos otra vez: “Olé, olé, olé, olé…”. Y pasó el tiempo, y seguía sin terminar. Se agachó sobre el micrófono y dijo: “Muchas gracias”, terminó la última frase, y el público volvió a estallar.
Boulevard of Broken Dreams comenzó después, y todo el público cantó cada melodía, cada parte de ella, con los brazos en el aire, calmados otra vez. Es una suerte, tal vez, que Green Day tenga canciones que nos dejen respirar.
Pero no quiero detenerme demasiado en ésta canción. Porque cuando terminó, Billie salió del escenario y volvió a él con una de sus réplicas de Blue colgada. Gritó: “Are you old school Green Day fans all out tonight?!”. Todos gritaron. Vale aclarar que muchos del público tardaban en entender lo que gritaba siempre, la mayoría no sabía inglés, pero en cuanto caían, gritaban bastante. Presentó inmediatamente después, Burnout, y todos gritaron todavía más, y no sólo los fans de la old school. A ese le siguió Coming Clean, y nadie podía creer los temazos que estaban tocando. Dejando Dookie de lado, siguió con un clásico de Insonmiac, Geek Stink Breath. Pero lo mejor para mí llegó después…
Desde que tuve mi entrada, meses atrás, venía diciendo que si llegaban a tocar Stuck With Me, no iba a pedir más de ellos, me iba a descontrolar, a sacar por completo, pero que era imposible porque nunca tocaban esa canción. Todavía no puedo creer que esa canción haya estado en la lista, no puedo creer que la hayan tocado para mí. Esos acordes los reconocí al instante, y grité desesperada que no podía ser cierto. Grité, empujé más que nunca a todos los que estaban alrededor mío, me colgué de la valla, todo eso mientras se me salían lágrimas de los ojos, era la mina más feliz del mundo. Y como tenía la costumbre de interpretar todas las canciones, casi ya a lo último, habré hecho un gesto que a Mike le gustó, porque miró a Tré y me miró para asentir con la cabeza, como diciendo “yeah!” (Perdón por mis pocas palabras, pero este tipo de alegrías no se describen mejor que con expresiones vulgares). Lo señalé y entonces habían dejado de tocar otra vez. Y lo mejor no terminó ahí, porque después empezó Maria. Pensé inmediatamente en mi amiga, en cómo debía estar ella, alejada de mí, me dieron ganas de abrazarla, y grité, salté y demás, todo por ella, como lo hubiera hecho junto con ella. Billie, además, se improvisó un cantito en base a ésta melodía. Mucho después, en medio de no sé qué canción, seguía cantando: “Argentina… Argentina… Argentina… This is my home”. Bastante pegadiza, de hecho.
Cuando terminó (cantando con la letra cambiada), presentó la canción siguiente como “una canción de su amigo Mike Dirnt”, el bajo empezó a sonar, y ya muchos sabíamos que se trataba de JAR. Algunos se la sabían menos, pero la saltaron igual. Todo sirve como excusa para un buen pogo. Y cuando terminaron de cantar los últimos versos, Tré se puso de pie. Todos le gritaron mientras se acercaba a la pasarela rápidamente, y cuando Billie le dio la guitarra. Pensé inmediatamente en Renacuajo, y en lo mucho que quería ver cantar a Tré. Estaba pasando, y todos nos pusimos a cantar o simplemente gritar cuando Billie se sentó en la batería y comenzó Dominated Love Slave, una de las bizarras y tan queridas canciones de Tré. Mis gritos seguro fueron parecidos a los que se escuchan en el álbum, o mucho peores y más repetidos, y estoy segura de haberle gritado “I wanna be your fucking dominated love slave, Tré” en algún momento, aunque obviamente no me escuchó. La cara de tortuga de Mike se acercó al micrófono para cantar la última frase, Tré saltó desde la plataforma de la batería, y terminaron haciendo mucho quilombo. ¡Fue genial! Y es evidente que nadie esperaba que Billie tocara Going to Pasalacqua una vez de nuevo con su guitarra. Nos sorprendió a todos, que una vez recuperados de la sorpresa, la cantamos, gritamos, los fans viejos contentos evidentemente. Y yo no podía ser tan feliz. Estaban tocando los temas que siempre había querido, y si bien se me había ido mi obsesión con Going to Pasalacqua hacía un tiempo, me recordaron lo mucho que amaba esa canción, que está entre mis favoritas del primer CD, por más sencilla que sea. Y al final de la canción, pasó algo que ahora me da bastante gracia, aunque no debería. Vaya uno a saber lo que Tré hizo, creo que sonrió tan ampliamente, con tanta ternura y miró para donde estaba yo, exactamente ni siquiera recuerdo. La cuestión es que se me llenaron los ojos de lágrimas y pestañeé. Grave error. El lente de contacto de mi ojo izquierdo se salió muy fácilmente, y pude agarrarlo. Pero no sabía cómo ponerlo. Intenté metérmelo de nuevo en el ojo, y ya habían empezado a tocar otra vez, justamente un tema que amo. Fallé como tres veces, más o menos, y se me calló al piso. Ya no lo iba a recuperar. Y entre ver a Green Day y usar anteojos por el resto de mi vida, ¿qué creen que elegí? No pasaron ni cinco segundos para que me pusiera a cantar y gritar otra vez, porque en ese momento sonaba 2,000 Light Years Away. Inmediatamente pensé en Addie, y en cómo me hubiera gustado verla por ahí, aunque sea para saber si era verdad que vino con ellos.

¡Vamos por la cuarta y última parte!

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