Welcome to Paradise

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15 abr 2009

Facho Fuck Off!

Un día de otoño, Celeste y Belén salieron a las 12:50 pm de la escuela como todos los días. Con varios compañeros más, se encaminaron hasta la parada del colectivo que las transportaría a cada una hasta sus hogares. Iban riendo, como siempre, hablando de todo, sin importarles que varias personas las miraban (algunas mal y a otras hasta se les escapaba una risa a escuchar sus temas de conversación). Subieron una vez que el vehículo estacionó en frente de una larga fila de gente; irían paradas otra vez.

Una vez arriba, pagaron el pasaje, y se quedaron por la mitad del camino hacia el fondo debido a que era impenetrable, estaba llenísimo, y la gente era poco amable muchas veces, no dejaban pasar. Aún así, no les importó, siguieron su tema de conversación, sin fijarse ni siquiera delante de quién se paraban.

Mientras Celes contaba algo que había recordado y Belu reía, un hombre que iba en uno de los asientos comenzó a balbucear cosas. Las chicas dejaron de reír y se miraron extrañadas. Al intercambiar esas miradas, comenzaron a reír; estaban muy tentadas de antes, y las supuestas palabras sin sentido del hombre habían echo que rían más. Ya pensando que se habían perdido de algo y que ese hombre tal vez le habría hablado a alguien, siguieron conversando, recordando más cosas, y riendo más estruendosamente.

“¿Te acordás esa canción de los Ramones?”, comentó Belu a Celes en un momento (cambiando de tema para intentar dejar de reír). Antes de que la chica pueda contestar nada, el hombre volvió a balbucear algo, en voz más alta y más clara. Ellas se volvieron a mirar extrañadas, ya sin reír tanto, pero ambas se tentaban de verse las caras de desentendidas.

Así, seguían hablando, riendo, y a medida que pasaba el tiempo, el hombre las miraba más, con más desprecio, comenzaba a hablar más claro, hasta que terminó por dirigirse a ellas sin ninguna vergüenza. “¿Ramones?” dijo con ironía, y seguidamente hizo un gesto de desprecio. Mientras Celes se preguntaba exactamente si él tenía alguna especie de retrazo y en qué pensaba su compañera, Belu lo miraba con el ceño fruncido. Comenzaron a sentirse incómodas. “¿Terminaste la ‘CBC’?”, preguntó luego girándose. Era obvio que no, ellas contaban con 15 años de edad solamente. “¡La Universidad!”, exclamó pensando que ellas no lo habían entendido. Esas eran simplemente sus caras de asombro ante la situación. Se giró nuevamente haciendo un gesto dando a entender que si no habían terminado la “CBC”, no sabían nada.

La situación ya no causaba gracia. Así como empezó a elevar la voz, el hombre siguió diciendo cosas estúpidas, según lo consideraban ellas; cosas que iban muy en contra de su manera de pensar. “Led Zeppelin”, murmuró en un momento, y si no hubiera tenido anteojos oscuros, Celes pensó que hubiera blanqueado los ojos (y lo más tonto es que ninguna de las dos llevaba nada o daba señales de escuchar esa banda). Belén empezó a enojarse. “Mama, mama, mama, mama, mama’s boy!”, cantó ella en voz bien alta para que no se escuche lo que el hombre decía en ese momento, mirando a Celes de manera muy significativa. Ella simplemente rió, sabía que por el carácter de su amiga, ésta no soportaría mucho más esa situación. “Creo que allá atrás hay alguien que conozco, ¿vamos?”, dijo haciéndola reír, en broma, pero a la vez intentando dar hincapié a que se desaparezcan de ahí. No pudieron pasar, el colectivo iba repleto.

Tuvieron así que aguantar al sujeto que decía cosas que solo él entendía, pero de vez en tanto, las enfrentaba, insultaba lo que ellas eran. “A ver qué otras bandas escuchas”, desafió a Belén en un momento, pero ella ni se movió.

Afortunadamente, ya faltaba poco para que ésta última baje del vehículo, y así, Celes se iría a la parte de atrás para seguir su camino en paz. Eso no quitaba que el hombre siga tratándolas de la peor manera, insultaba su manera de pensar, era claro que tenía mucho en contra de todas esas bandas que oían (Ramones, Ska-P, Green Day y Sex Pistols eran las más visibles en las mochilas de las dos, además de un parche del Che Guevara en la mochila de Belu).

“¡Qué olor a facho que hay por acá!”, exclamó Belén con ironía en un momento, a lo que Celes no respondió y el hombre rió, “¿no, Celes?”. “¡Demasiado!”, contestó lanzando una risa despectiva, “¡y menos mal que no tenés UN pelo verde!”, agregó mirándole la cabeza como inspeccionándola (Belu tenía en el pelo algunas mechas de verde, pero hacía tiempo no se teñía y esas mechas estaban rubias). “¡Uh, sino sabes la que se armaba! Acá no vaya a ser cosa que seas distinto, TODOS tienen que ser y pensar iguales”, acotó ella. “¡NADA DISTINTO! ¡TODOS IGUALES!”, repetía Celes con una sonrisa.

El hombre seguía hablando, seguía diciendo cosas, pero ellas no lo oían, atacaban también. Una mujer se levantó en el asiento de atrás, así que Celes se sentó, y Belu se preparó para bajar. “Nos vemos mañana Celes, acá ya no se puede estar tranquilo, cuidate”, se despidió mirándola por última vez, y su amiga notó lo enojada que la había puesto la situación. “Andate”, dijo por su parte el hombre, y Celes, que estaba atrás, tenía ganas de darle una cachetada en la nuca, que tenía bien accesible.

Belén bajó del vehículo y Celes la observó por la ventana. El hombre, delante de ella, sacó la mano por la ventana e hizo un gesto a su amiga, que por su parte comenzó a gritarle. “¡Viejo facho! ¡FACHO!”. El colectivo se alejó, y no se volvió a oír nada más por parte de nadie; todos alrededor habían visto todo, desde que le sujeto comenzó a insultarlas, hasta que Belén había estallado, nadie había echo nada.

Tal vez el tipo había pensado que por ser adolescentes, ellas no dirían nada, o que realmente no sabía a qué se refería con sus comentarios. ¿Debemos ser todos iguales? Ante esto, ¿cómo hubieran reaccionado otras personas? ¿Por qué se supone que tenemos que estar sometidos a una maldita regla que nos dice cómo vivir? ¿No podemos expresarnos? ¿Tienen ELLOS la verdad en sus manos? Piensan que hay que reprimir esos gritos de libertad y nuevas ideologías, que adolescentes de 15 años no tienen una voz para gritar “¡esto no puede ser así!”. Nosotros podemos hacer eso y mucho más, porque no somos controlados por nadie, NADIE nos calla, acá las ideas van a ser expuestas, ignoraremos a los reaccionarios, y no dejaremos que personas como esas vuelvan a causar catástrofes como las han causado en distintas partes del mundo en distintas oportunidades. Es una realidad que sigue habiendo gente así, pensando de esa manera tan podrida. “Hay que detener a los que creen en la libertad de pensamiento, por su puesto”, “si vestís así, estás mal visto”, “si PENSAS así, olvidate que hablas conmigo”. Es lamentable, pero una realidad. Y ésta historia, está basada en un hecho verídico, muy reciente. Basada en un hecho lamentablemente real.



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