La Isla

Erase una vez una isla desierta, una maravillosa isla desierta.
Un día, en las proximidades de la isla, un barco fue víctima de una tempestad y se hundió. Solo tres náufragos consiguieron llegar a la isla y, al encontrar este lugar maravilloso, decidieron construir unas chozas y quedarse allí.
La fama de la isla corrió por todas partes y comenzaron a llegar nuevos habitantes.
Con el tiempo algunos de ellos se comenzaron a preocupar: "No sabemos si habrá bastante alimentos para todos. Habrá que precaverse".
A la mañana siguiente, cuando los habitantes de la isla se dirigían a buscar comida diaria, encontraron unos alambrados con carteles que decían: "Prohibido el paso, propiedad privada".
Entonces disidieron ellos también sus propiedades privadas, pero la mayor parte tuvieron que conformarse con los acantilados, las rocas y el terreno sin agua.
Los dueños del terreno fértil dijeron a los de afuera "si quieren comida, trabajen para nosotros". En recompensa por su trabajo les pasaban algo de alimento por encima de los alambrados, no demasiada para que no se les fueran las ganas de trabajar.
Los de afuera comenzaron a impacientarse. Los niños que nacían afuera no tenían el suficiente alimento, y por supuesto no podían acceder a una buena educación. Entonces, comenzaron a reunirse en pequeños grupos para ver el modo de quitar el alambrado y poder comer.
Pero los de adentro se dieron cuenta de lo que se tramaba y, por la noche llamaron a los más fuertes de los de afuera, los más agresivos. Les ofrecieron armas y les dijeron: "si defienden nuestras propiedades, tendrán toda la comida que quieran".
Luego llamaron a los más listos de afuera: "Les daremos la oportunidad de estudiar, y enseñarán a los de afuera que para asegurar el progreso del pueblo es mejor obedecernos". Les regalaron imprentas, emisoras, escuelas y universidades.
Pero el hambre del pueblo crecía y no se acababa de conformar.
Entonces llamaron a los sacerdotes y les construyeron un templo en donde se decía a los de afuera: "no se preocupen por lo que sufran ahora, con tal que vayan al paraíso que es una isla mejor".
Un día, los hijos de los de adentro, que no conocían lo que pasaba afuera del alambrado, se asomaron por sobre el alambrado y vieron lo que afuera sucedía. Algunos quisieron salir, a otros las comodidades de adentro les atraían demasiado. Otros dijeron que ahora eran chicos, pero cuando fueran grandes quitarían el alambrado, que se prepararían para hacerlo. Pero cuando fueron capaces de decidir, se olvidaron de sus proyectos.
Algunos pobres consiguieron traspasar el alambrado, gracias a la beneficencia de los de adentro, pero eran pocos que pronto olvidaron a sus amigos de afuera. Y ayudaron a hacer más fuertes los alambrados.
Pero ¿Para que seguir hablando de la isla, de los de adentro y de los de afuera? Porque esta historia no es más que un cuento.
¿Verdad que no conocen ningún sitio donde suceda esta historia de la isla? Pero, si sucediera..., cada uno de ustedes, ¿de qué lado de el alambrado creen que están? ¿dentro o fuera del alambrado? ¿Qué habrá que hacer para quitar el alambrado? ¿o dejamos que todo siga como hasta ahora?


Solo un relato que subió Lily a su flog (visiten acá :3) y que me gustó mucho, y me dejó pensando, creo que igualmente no tanto como a ella n.n Y dejé en negrita la última frase que había puesto ella, porque también pienso que ojala que cuando tengamos oportunidad de decidir, cuando se nos escuche sin que nos callen por ser "pendejos", cuando podamos hacer algo, que no nos pase eso; no es soñar, es intentar cambiar, sin olvidar lo que somos ahora, nuestros ideales, sin perder nuestra pocisión. Eso es solo un poco de lo que pude pensar sobre el texto, porque si me quedo a seguir opinando no termino más :P Y eso, saludos ! ^.^